LA ESCUCHA.

La Escucha

Dr. Indalecio Fernández Torres.

Médico-Psiquiatra-Psicoanalista.

Miembro Titular de la IPA, FEPAL y Sociedad Psicoanalítica de Caracas.

Miembro invitado de la Asociación Psicoanalítica de Madrid.

Hay que establecer un a diferencia entre oír y escuchar a un paciente.  El oír nos lleva tan sólo  a lo dicho por el paciente.   La escucha del terapeuta es estar pendiente en el lenguaje verbal y No-Verbal, de las diferentes patologías y de las distintas circunstancias en que emite sus dichos y tratar de ubicar que sostiene estos mensajes como hemos dicho verbales o no-verbales, es allí donde reside la escucha y donde subyace el decir.

Hay que desentrañar aquello que hacemos en el acto de escuchar como analistas,  hay que escuchar que resuena en nosotros como terapeutas y eso nos lleva a considerar la contransferencia o la transferencia del analista.   En todos los seres humanos como dice Freud existe un núcleo patógeno del cual no podemos dar referencia, sino tan sólo cuando se hace sintomático.  En ocasiones nuestro núcleo patógeno o vacío representativo hace simetría con el del paciente y no hay un entendimiento entre ambos ya que terapeuta y paciente dada esta simetría, no hay un entendimiento entre ambos y esta colusión simétrica nos puede llevar a actuar conjuntamente esta colusión simétrica en la transferencia, ocasionando situación distócica o negativas en la situación transferencial.   Ambos pueden actuar la transferencia y con ello reforzar la situación sintomática y perturbar la relación terapéutica, tal vez convirtiéndola en un vínculo simbiótico donde se pierden toda relación terapéutica.

Así la terapia es el vínculo entre el paciente que habla desde diferentes registros de lo inconsciente y la consciencia simultáneamente desde su transferencia y un analista que en el acto de escuchar con todo su ser (desde sus referentes psico-somáticos),  interviene también en varios niveles, sea consciente o no de ello.   Por esto, no podemos pensar que  las intervenciones psicoterapéuticas están tan solo en  lo que se dice, sino en cómo se dice y cuando se dice y su efecto sobre los diferentes registro del paciente y la repercusión de ello sobre el propio analista.

La cuestión fundamental dependerá desde qué concepción de  estructura mental partamos. Esto permite avanzar en ciertas direcciones y no en otras. En nuestro caso partimos de una concepción donde existe lo inconsciente con diferentes registros, módulos o espacios que interactúan entre ellos, donde la configuración de lo psíquico y lo somático tiene un papel nuclear y  lo inconsciente pulsional  se expresa en una relación vincular, en distintas formas de representantes.  Entendiendo el lenguaje como verbal y no verbal.

El Espacio terapéutico estará determinado por el acontecimiento cínico que se despliega en rata relación terapéutica.  Los dispositivos para el tratamiento (Diván, frente-frente y otros)  serán objeto de desarrollo en otro artículo.

El analista debe tomar en consideración esta polifonía para escuchar lo dicho,  que le está dirigido a estos diferentes niveles, lingüísticos y trans-linguísticos  (voz, gesto, imágenes  y otros.) e identificar cuál de ellos es portador de sentido para la transferencia en el  aquí y ahora.  Hay que tener presente que lo dicho por el paciente ubica al analista en un lugar donde este capta sólo lo que ha hecho sentido en él, con lo queremos decir que terapeuta captara sólo aquello que tiene una representación en él y no ha sido objeto de un vacío representativo o de una desactivación en lo inconsciente. Por eso el terapeuta se ubicará e intervendrá sobre el paciente desde el lugar que su configuración inconsciente-consciencia se lo permite. Significaría, que daría espacio a lo que hace sentido en él y estaría pendiente de aquello  a lo que no tiene comprensión.  Para poder así tramitar la transferencia-contratransferencia.

El analista se debe interrogar en qué estado mental se encuentra al atender a un paciente, como son sus circunstancias y vivencias personales en ese momento, es el primer paciente del día, el peso del paciente anterior sobre el subsiguiente, es el último paciente de la jornada.  “La conflictividad a que me refiero no involucra los conflictos dinámicos particulares, pasibles de ser despejados por la interpretación, sino la forma alternada en que lo dicho, se acerca y se aleja de un núcleo o de un conjunto de núcleos significativos, que tratan de abrirse paso a lo consciente del analista. No hace falta tener una idea acabada de aquello que activa, o, por el contrario, frena o desvía la comunicación, para percibir el movimiento que, tan pronto la lleva a una expresión más explícita o precisa, como aleja de la verbalización de aquello que está buscando transmitirse. Estas variaciones se pueden percibir por intuición pulsional, sin conocerse la naturaleza exacta del foco alrededor del cual gravitan, y que se presentará en forma más o menos repentina (a veces con total claridad y otras de manera accidental) durante el trayecto de la sesión. En este último caso, la llamada atención  flotante cambia de estado para volverse agudeza investigativa, hasta tanto se reorganice lo que se deslizó bajo la fluidez de la recepción ‘en suspenso’ del discurso, en asociación más o menos libre del analizante. En esta descripción no se trata solo de nombrar la resistencia, tal como la encontramos, ante la cercanía de momentos trasferenciales activados. (Green, 2011,)”.  Esto nos plantea que lo resistido puede estar de parte del analista o del analizando o entre ambos.

Cuando, el analista ocupa la posición, escucha lo que es dicho en dirección a él, lo  dicho se abre a un decir, que permite al analista discernir sobre lo que acontece y trate  en un entorno reflexivo hacia el paciente, que se engendre retroactivamente el eco de sus palabras en el paciente produciendo un discernimiento.

Para cerrar nos preguntamos, “En que consiste la escucha analítica”,  la escucha analítica es una situación dual, tanto de parte de analizando como del analista.  Las matrices inconscientes tanto de uno como del otro sus defensas pertinentes permitirán, que se decanten en un escuchar elaborativo o las defensas ante sus matrices inconscientes podrán obturar el acceso a lo inconsciente, porque ambos establecen una relación simétrica que nos sumen en lo desconocido, lo que puede llevar a una actuación de lo dicho dentro o fuera del contexto analítico de cada quién.

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