LA MENTE Y LA ORTODOXIA.

FREUD Y LA MENTE.

Dr. Indalecio Fernández Torres.
Médico-Psiquiatra-Psicoanalista.
Miembro Titular de la IPA, FEPAL y Sociedad Psicoanalítica de Caracas.
Miembro invitado de la Asociación Psicoanalítica de Madrid.

En el Siglo XXI el estudio de la mente efectuado con antelación por los grandes maestros tiene que ser replanteado, es necesario una nueva dirección del procesamiento mental para el discernimiento y descripción de lo psíquico.

A través de los años han surgido nuevos planteamiento y replanteamientos que pueden impulsar a un mayor conocimiento de la mente. Se ha hablado del inconsciente, lo inconsciente, el inconsciente colectivo, la intra-subjetividad, lo intersubjetivo, lo trans-subjetivo, lo relacional y muchos desarrollos más. Pero muchos de estos aportes se han convertido en comportamientos estancos por la ortodoxia.

La Ortodoxia parte de la idea de que sólo existe un camino psicoanalítico verdadero y no se contempla que son diferentes formas de comprender una misma cosa. Como la metáfora de “los ciegos y  el elefante”, cada uno al tocarlo describía lo que era su percepción, sin tomar en cuenta que cada uno refería a un aspecto de su singularidad y de la singularidad del elefante, así todos hacían referencia al mismo elefante. Pero una decisión arbitraria excluye a todas las demás, percepciones.

El eclecticismo nos plantea que todas las teorías son verdaderas o útiles, y de que es posible creer en diferentes teorías y aplicarlas simultáneamente a diferentes pacientes o al mismo paciente en diferentes momentos.  La ventaja del eclecticismo es el cúmulo de lo que abarca; su desventaja la falta de rigor conceptual. Hay que tener presente que la descripción de la mente surge del caso por caso, lo que nos dice que sí la clínica hace la teoría, hay que tomar en cuenta la singularidad de cada quién y cómo desde allí, se construyen particularidades para hacer un universal.  Estos universales en algunos casos son compatibles con los demás, pero en otros se excluyen entre sí.

Tenemos la necesidad de no conservar estas diferentes aportaciones dentro de un ecumenismo que lo abarque todo, sino ver hasta qué punto pueden ser integradas desde un punto de vista crítico, sin crear una confusión conceptual y evitar convertirlas en doctrinas únicas portadoras del saber.

Las ideas innovadoras no surgen del apego a las teorías, sino de una reflexión de ellas, por una multiplicidad de participantes y no a un único referente al que se pliegan todos los demás, que ocupan el simple lugar acólitos que siguen repitiendo, sin reflexión sobre lo que dice el llamado referente. Lo que tristemente no ayuda al progreso de la comprensión de la mente humana.

Esto lleva a escrutar selectivamente las similitudes y diferencias, orientado al logro de grandes síntesis integradoras que resuelvan la dispersión del mundo psicoanalítico.

El problema es el modo de pensar y de procesar el funcionamiento de los procesos psíquicos de la mente. Unos asumen un pensamiento simplificante, en torno a categorías abstractas, en un retorno a lo mismo, al nada cambia.  Cuando la experiencia y  la observación de los hechos  nos muestran que el acontecer de la mente es  complejo y no sostenido en directrices únicas, sino que se produce mediante procesos que se encadenan en un entramado de redes plurales que producen transformaciones que crean propiedades emergentes y que en su retroacción sobre las partes, pueden repetirse indefinidamente, sin que haya jamás vuelta exacta a lo mismo y de la misma manera. Siempre hay una variante a lo que alguna vez fue.

La aplicación de un único y mismo método para todos los pacientes se hace imposible, ya que los pacientes se despliegan en un amplio abanico de manifestaciones psicodinámicas y clínicas.  Sí los pacientes son tan diferentes porqué los tratamos de la misma manera.

La mente es la capacidad de comprender y reflexionar respecto al estado mental de sí mismo y del prójimo; además de la capacidad de percibir y así poder llegar a comprender en relación a las sensaciones propias y del prójimo. Pero en la mente también hay vacíos de comprensión que no nos permite establecer un vínculo con el prójimo. Porque nunca se inscribió o fue desactivado.

La mente es relacional por naturaleza y en esa complejidad vincular en el transcurso de la vida se producen permutaciones, combinaciones y variaciones, que hacen que la mente este en constante transformación.

La superación de fronteras escolásticas, desmitificación de doctrinas y la desafiliación doctrinaria, nos desincorporarían de aquellos planteamientos que supuestamente tendrían la única llave para la comprensión de la mente. La reflexión y la valoración crítica, nos permitiría una mayor apertura para la comprensión de este fenómeno tan complejo que es la mente.

He allí el nudo gordiano, ya que en el ser humano algunos se pliegan a la doctrina en el supuesto de llegar más rápido a un puerto seguro, garantizado por una cosmovisión y un referente único donde se ratifica el saber, otros toman el camino de la reflexión crítica de las ideas, con el afán de desenmarañar la complejidad de la mente.

Quiero cerrar este escrito con el texto de una placa que existe en la Sociedad Psicoanalítica de Caracas que dice así:

“Aquí donde la intelectualidad es apasionada, hemos aprendido a tolerar las diferencias y a beneficiarnos del debate de las ideas”.

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