Dr. Indalecio Fernández Torres.
Médico-Psiquiatra-Psicoanalista.
Miembro Titular de la IPA, FEPAL y Sociedad Psicoanalítica de Caracas.
Miembro invitado de la Asociación Psicoanalítica de Madrid.
La música cuenta con cuatro elementos esenciales que son: el ritmo, la melodía, la armonía y los matices, aunque para algunos este último no es tenido en cuenta como tal. Otras propuestas adicionan el timbre como un elemento más aparte de ser una cualidad del sonido y otras propuestas adicionan el timbre como un elemento más aparte de ser una cualidad del sonido. Hay una relación en la constitución subjetiva del ser humano y los elementos que constituyen la música. Esta relación participa en la forma en que sea vivenciada la música por cada quién.
Si en lo que se dice, que es lo oculto a la consciencia, está lo inconsciente y en lo que se dice está lo sonoro, es necesaria la interrogación acerca de la participación de lo sonoro en lo inconsciente y su influencia en la consciencia. Además en que medida participa la madre gestante y luego al nacer la participación de las figuras significativas en la incidencia de la sonoridad y por ende la música en cada ser humano.
La sonoridad es la medida subjetiva de la intensidad con la que un sonido es percibido y vivenciado. Es el atributo que nos permite ordenar sonidos en una escala de mayor intensidad a menor intensidad la cual nos afectará según las circunstancias. Es una cualidad de la sensación o vivencia de lo sonoro, lo que permita calificar los sonidos como agradables o desagradables. La resonancia de lo inconsciente, produce una resonancia pulsional y semántica que nos da nuestra ubicación respecto a la música. La resonancia es un sonido elemental que junto a su secuencia pulsional y semantica hace que lo sonoro comunique un timbre particular a la música dependiendo de las circunstancias. Así hablamos de sensación sonora, porque la percepción de lo sonoro no siempre se produce de la misma manera.
La sensación sonora depende de factores que no son sólo a nivel del órgano perceptual, sino de la subjetivación de los primeros sonidos que llegan al oído humano y el lugar que tiene la sonoridad de la voz de quien la emite. Entonces el efecto de la música estará marcado, por cómo se dio la relación desde sus orígenes y que matrices sonoras se inscribieron para cada quién.
La música y la forma en que se definen estos elementos varía de una cultura a otra, pero también tienen una singularidad que repercute en cada quién y también hay variaciones temporales y en el transcurrir de la vida.
Veamos los efectos que estos componentes de la música puedan tener en la configuración de lo psíquico y lo somático.
“El Ritmo” es, la distribución de las duraciones sonoras en el tiempo y en el espacio. Por lo que en la musicoterapia tendrá una gran influencia en lo que es la configuración temporo espacial, además de ser la pauta de repetición a intervalos regulares y en ocasiones irregulares de los sonidos y silencios.
Es la división regular del tiempo, además de configurar un orden, se relaciona con cualquier movimiento que se repite con regularidad en el tiempo. En la música se lo divide por medio de la combinación de sonidos y silencios de distinta duración. Esto nos hace pensar en su aplicación en los síndromes del espectro autista y en las esquizofrenias.
Si la música comenzó de algún modo, lo hizo con la percusión de un ritmo, al igual que en el feto o al nacer y en la crianza, lo rítmico guarda un papel capital. Entonces el ritmo es lo primero que nuestro cuerpo percibe y al cual reacciona de forma natural; como, cuando escuchamos música nuestro primer impulso es acompañarla con las palmas o con movimientos corporales marcando el pulso o simplemente siguiendo el ritmo como tal.
La base de la música se encuentra pues en el ritmo, es éste quien da los cimientos para que todo este constructo mantenga un orden y equilibrio, es quien da el sentido temporo-espacial que es complementado por los aportes que hacen los otros elementos. Las categorías sintomáticas de los orígenes, que ven alterado su constitución del ritmo y lo que el configura, crean vacíos de representación sonora, esta falla de la resonancia de lo inconsciente origina un embrollo pulsional, que posteriormente se traducirá con la evolución en un trastorno semántico y relacional.
En relación a “La Melodía”, es una sucesión coherente de sonidos y silencios que se desenvuelve en una secuencia lineal y que tiene una identidad y significado propio dentro de un entorno sonoro particular. La melodía parte de una base conceptualmente horizontal, con eventos sucesivos en el tiempo y no vertical. En general incluye patrones interactivos de cambio y calidad. Sí consideramos esto podemos establecer que repercutirá en el ritmo, pero tendrá una gran incidencia en la configuración de lo especular y lo narcisista, donde se trastoca la linealidad. Por lo que las afecciones que vean afectada su especularidad y narcisismo no estarán dentro de un orden melódico.
Hay que hacer la salvedad de que la melodía también puede tener un significado emocional, es difícil señalar cómo se produce. Tal vez lo melódico produce un arrullo y una vivencia de satisfacción al ser un conjunto de sonidos, concebidos dentro de un ámbito sonoro particular, que suenan sucesivamente uno después de otro (concepción horizontal), y que se percibe con identidad y sentido propio. También los silencios forman parte de la estructura de la melodía poniendo pausas al “discurso melódico”. Estos silencios rompen la especularidad y el narcisismo. Al ser la sucesión ordenada de sonidos, para conformar frases musicales de acuerdo con las leyes de la tonalidad, que es el rango donde se va a mover la melodía. Las leyes de la tonalidad nos indica, cuál es la nota donde reposa, extrapolandolo podríamos decir qué a nivel del narcisismo o de la especularidad es donde reposa, dando un matiz particular. El otro punto de la tonalidad es donde la nota se relaja, lo que podría ser un índice de donde fleja el narcisismo. En cuanto a lo tonal tendremos que ver cuál es la nota donde tiene mayor tensión, lo que sería una señal de la vivencia de la grandiosidad narcisista. Así la melodía puede marcar una respuesta narcisista.
“La Armonía”, dado que es la superposición de sonidos que se producen simultáneamente, para conformar el acorde. Lo que es combinar los sonidos de acuerdo a las reglas inmutables, con el fin de construir acordes, y la habilidad y el buen gusto de la conducción de las voces armónicas. La armonía nos señala el tránsito a la terceridad, lo que se pone en marcha en las neurosis y lo armónico incidiría en ellas.
“Los Matices”, es la intención, el color o dinámica que se da a la música, en este caso en la musico-terapia son las diferentes gradaciones que se puede dar a un sonido o frase musical, para intervenir en la dinámica personal del paciente. Son las dinámicas que se aplican para enriquecer la musico-terapia.
Los elementos de la música están directamente relacionados, no son compartimientos estancos sin ninguna vinculación, corresponde al músico-terapeuta valorar el acento que se la da cada uno de ellos, según la singularidad del paciente o los pacientes.
El que escucha la música y no tiene formación en el campo musical o ésta es muy poca, rara vez, percibe los elementos de forma separada, para él/ella, sólo hay un todo que le produce un efecto o le genera una respuesta. Lo importante es el efecto que tenga la músico-terapia en cada quién.